Ginebra: una oportunidad histórica perdida
Este mes de agosto, las Naciones Unidas en Ginebra podrían haber sido el escenario de un avance histórico: la adopción de un tratado mundial jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos. Tras cinco rondas de negociaciones desde 2022, se esperaba que la reunión de Ginebra sentara las bases de un tratado internacional que abarcara todo el ciclo de vida de los plásticos, desde su producción hasta la gestión de los residuos. Sin embargo, tras 11 días de negociaciones entre las naciones, la conferencia finalizó sin acuerdo, debido principalmente a la resistencia de los países productores de petróleo (el plástico sintético se produce con petróleo).
Las negociaciones continuarán en una nueva conferencia de la ONU que se celebrará en un futuro próximo, cuya fecha y lugar aún están por determinar.
¿Qué se pretendía conseguir con el tratado?
- Establecer límites a la producción mundial de plástico.
- Prohibir las sustancias químicas nocivas utilizadas en la fabricación de plásticos.
- Hacer que las empresas se responsabilicen de los residuos que generan.
- Promover el diseño circular y sostenible en todo el mundo.
¿Por qué fracasaron las negociaciones?
Las diferencias entre los países resultaron irreconciliables. Mientras que la Unión Europea, Canadá y varios Estados insulares presionaban para que se adoptara un tratado ambicioso y vinculante, potencias como Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia se oponían a cualquier restricción a la producción de plásticos.
La razón subyacente es clara: los plásticos siguen siendo un negocio multimillonario, estrechamente vinculado a las industrias petrolera y petroquímica. Para los países productores, aceptar medidas restrictivas socavaría sus intereses económicos estratégicos. Por eso se mostraron a favor de medidas voluntarias y de una mejor gestión de los residuos en lugar de reducir la producción.
El presidente de la cumbre incluso presentó dos borradores, pero ambos fueron rechazados. Las conversaciones terminaron sin una nueva fecha para reanudar las negociaciones.
Se trata de un «golpe al multilateralismo», afirmaron algunas ONG tras la reunión, y algunos delegados piden que se avance hacia un tratado mundial sin la participación de los Estados petroleros, lo que dejaría de lado el enfoque tradicional basado en el consenso para la adopción de acuerdos multilaterales.
Mientras tanto, la contaminación por plásticos sigue avanzando
A continuación se presentan algunas cifras clave que muestran la magnitud del problema de la contaminación por plásticos:
- Cada año se producen más de 430 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, y menos del 10 % se recicla (ONU).
- Se estima que cada año llegan a los océanos 11 millones de toneladas de plásticos. Si la tendencia continúa, esta cifra podría triplicarse para 2040 (PNUMA).
- Los microplásticos se encuentran ahora en el aire, el agua potable e incluso en la sangre humana. Los estudios estiman que cada persona ingiere el equivalente a una tarjeta de crédito de plástico cada semana.
- El coste económico de la contaminación por plásticos se estima en 600 000 millones de dólares anuales, incluyendo los impactos en la salud, la pérdida de biodiversidad y los gastos de limpieza (OCDE).
Con cifras como estas, el retraso en la conclusión de un tratado mundial sobre los plásticos resulta aún más alarmante, ya que no se trata solo de proteger nuestro medio ambiente, sino también nuestra propia salud.

¿Y ahora qué?
El punto muerto en Ginebra significa que:
- Los fabricantes pueden seguir produciendo cantidades ilimitadas de plástico.
- Las sustancias químicas tóxicas siguen sin estar reguladas a nivel mundial.
- Las comunidades vulnerables soportan la carga más pesada.
- El problema se vuelve a trasladar a las generaciones futuras.
Pero no todo está perdido. El fracaso a nivel multilateral pone de relieve la importancia de la acción local y sectorial. Algunas ciudades están prohibiendo los plásticos de un solo uso en los eventos; muchas marcas están pasando a envases reutilizables; diseñadores y empresas emergentes están creando productos circulares que duran años. Y cada persona puede contribuir reduciendo el consumo, apoyando a las empresas sostenibles y presionando a los gobiernos para que adopten medidas más enérgicas.
El cambio empieza sin esperar acuerdos
El tratado global era necesario, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que llegue. La contaminación plástica crece a diario, y cada paso hacia la reducción cuenta.
Aunque la cumbre de la ONU terminó sin avances, el mensaje es claro: el tiempo corre y la presión ciudadana será clave para que los gobiernos vuelvan a la mesa con más voluntad de llegar a un acuerdo real.
El mundo sigue esperando… pero nosotros no tenemos por qué hacerlo.
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